lunes, 19 de septiembre de 2016

Muy corta y tal vez demasiado personal.


Es la una de la madrugada, me muero de sueño y no puedo dormir.
Tengo un nudo en el estómago que me lo impide, y me empieza a parecer que está formado por la falta de libertad, por tanta igualdad consecutiva, por culpa de la maldita rutina.
Me gustaría ser como soy, y tengo ganas de serlo.
Pero ¿por qué no lo hago?
Porque, en primer lugar, en este lugar nadie me respeta. O por lo menos no recibo el dichoso respeto de quien quiero recibirlo.
En segundo lugar, porque no existe la comprensión hacia mí. Si existiera mi mundo sería completamente distinto. 
Por muy penoso que suene, en este momento mi gran punto de apoyo y distracción son los libros.
Libros que leo una y otra vez, historias que son como ésta rutina: un círculo del que intentas salir, a pesar de saber que si sigues la línea, es imposible.
Que la única manera de salir es dejando el camino.